Testimonio de Mariano Ortiz

Este año vuelvo a formar parte de esta gran familia y es que, no podía ir en contra de mis sentimientos y dejar escapar la oportunidad que me brinda este musical de acercarme un poco más a Jesús y darle las gracias por tenderme siempre su mano misericordiosa, sobre todo en estos momentos en los que la pérdida de un ser querido amenazaba con hacerme caminar a lo largo de una Cuaresma oscura, de miedos y flaquezas.

El musical La Pasión está grabado a fuego en mi corazón, pues desde sus comienzos, en el año 2008, me ha acompañado en momentos personales, unos  buenos y otros no tanto,  en los que necesitaba tener fe y esperanza, siendo el momento más bello el nacimiento de mi hija María.

Y aquí estoy, un año más, con fuerzas e ilusiones renovadas, con los oídos atentos y el corazón abierto para vivir de nuevo cada musical y todo lo que me ofrezcan.

 Para mí, hablar de este proyecto es hablar de sentimientos, pues aunque el guión siempre es el mismo, cada representación es única, caracterizada por momentos que nos hacen emocionarnos y que dan sentido a lo que hacemos. Estos momentos tienen lugar dentro, tras el telón, sobre el escenario, y por supuesto, en el público. Y es el público, con su respuesta, el que te da la fuerza para continuar, y el que te hace creer, todavía más, que ¡VIVE!, que ¡VIVE Jesús el Señor!. Si no, ¿cómo puede ser que la representación teatral de unos simples aficionados pueda llegar a emocionar tantos corazones?.
 
Y así fue en la representación del pasado sábado en Albacete. Dos momentos puntuales, inesperados, pararon mi respiración consiguiendo acongojar profundamente mi corazón. El primero, durante el camino al Calvario. Jesús cae por segunda vez y me dispongo a azotarlo cuando de repente una espectadora se dirige a mi al grito de : “-¡No le pegues más, tira!”. Nunca pensé conocer, en pleno siglo XXI, a la mujer Verónica.

Y todo no queda aquí. Si mi corazón ya estaba tocado, todavía no estaba todo experimentado. Llega el momento del Santo Entierro y al mismo bajar por las escaleras del escenario cargando el cuerpo inerte de Jesús, el silencio de la Iglesia se rompe por el aplauso de un público emocionado, un público conmovido por el dolor de Aquel, que más de dos mil años después volvía a morir ante el público albaceteño. Nunca hice un camino tan corto, y a la vez tan largo.

Sin duda, para mí, la parte más maravillosa es encontrarme con estos sentimientos espontáneos del público, gente que durante el musical proclama la entrada en Jerusalén, es testigo de la última cena, ora en el Huerto de los Olivos, sufre el camino al Calvario, muere de dolor en la cruz junto a Él, y son testigos de su Resurrección y su mensaje de Amor….. porque Jesús sigue muriendo hoy.


Gracias a todos por hacerlo todo tan fácil y hacerme sentir tan bien. Ya no hay oscuridad, miedos ni flaquezas….vamos caminando hacia la luz y la Esperanza.

Testimonio de María de León Guerrero


Recuerdo que venía con unos amigos de un encuentro de jóvenes, tremendamente cansada, cuando llegamos a la ermita del Santo Cristo del Consuelo de Cieza. Allí se iba a representar un musical sobre la pasión de nuestro Señor. Entre el elenco, un par de rostros con los que volvía a encontrarme años después. Apretados entre el gentío disfruté de un hermoso rato de oración y me “enganché” a este musical y a las personas que de él forman parte.

No he fallado ningún año e incluso en alguno he hecho doblete. Y así os puedo decir, con la libertad que da el poder hablar desde la experiencia del espectador, que este musical toca el corazón por dos motivos. El primero, porque narra la historia más hermosa que te pudieran contar, una historia de amor que hoy sigue formando parte de tu vida. Es tu historia de salvación, porque Dios se hizo hombre y murió por ti, sí, por ti, aunque hayas nacido 2.000 años después, Dios ya te tenía presente desde siempre, te amaba desde siempre, lleva tu nombre escrito en la palma de su mano. Es un mensaje que interpela al espectador que se ve reflejado en los miedos y dudas de quien, atravesando por un momento de dolor, siente que su fe se apaga, pero que resucita al saber que Dios está cada día, a cada instante… hasta el fin del mundo.

El segundo motivo es la gran profesionalidad con la que se desarrolla esta representación hecha por un grupo de personas que se sienten servidores y que, con la más absoluta humildad, quieren compartir el mensaje que un día les tocó el corazón.

Ayer viví con ellos mi primer musical, después de semanas de ensayos y preparativos, y doy gracias a Dios porque se hizo presente en cada abrazo, cada mirada, cada apretón de manos. Porque se sirvió de mi, pequeña y torpe, para hablar de su amor. Lo vivido ayer me sobrecoge por tantas razones… porque desde mi posición, vuelves a ser espectador de parte de la historia, de la más importante; porque percibes lo que el espectador está sintiendo cuando se emociona; porque sientes como todo se organiza detrás del telón; porque ves en los ojos de quien conversa contigo las lágrimas que tú misma estás reteniendo…

Y no puedo más que sentirme agradecida, a Dios por poner este proyecto y a esta maravillosa familia en mi vida; y a ellos, personas a la que tanto quiero y admiro, por la acogida, por tanto cariño inmerecido, por tratarme como a una más, por apuntar mi nombre en una lista tremendamente especial, por pedirme opinión y por confiar en que puedo hacer cosas tan bonitas como esta.


Y a ti, que te sientes perdido o que simplemente quieres vivir con intensidad esta Cuaresma te invito a que te dejes sorprender por lo que Dios tiene que decirte a través de este musical, porque te aseguro que no te dejará indiferente.