Conocí
este momento de oración intensa a través de una de las personas con las que ahora
lo comparto tras el telón.
Lo
viví y lo vi en su día con ilusión habiendo oído maravillas del musical. Poco a
poco fui reconociendo a algunas de las personas que participaban en él y
sorprendiéndome también de las nuevas que veía ante mis ojos.
Quién
me iba a decir a mí, que en el momento donde creía que no podía abarcar más, se
me iba a ofrecer la oportunidad de participar en la nueva gira 2014 y en el
papel de María, Madre, un símbolo de amor, de paciencia, de ternura y espera.
¿Cómo iba a conseguir, apenas intentar, transmitir todo lo que nuestra Madre
significa? Pero sólo podía decir: Sí, hágase en mí, me pongo en tus manos para
que obres a través de esta humilde sierva.
Y
con fe todo llega. Poco a poco se fue haciendo todo más fácil: ternura,
abrazos, una gran familia que te acoge y que te hace sentir que todo saldrá
bien. Y sobre todo Él, pues es obra suya, actúa y se deja ver ante cualquier
gesto, como en momentos de vía crucis donde mi propia madre lee la estación: “Jesús se encuentra con su madre”, y ves
que no necesitas buscar para entender, que tienes ejemplos de amar hasta el
extremo tan cerca… Sólo debes dejarte hacer.
Ya
es el segundo año que participo junto a este grupo de grandes personas en este
proyecto de Nuestro Padre. Todos somos importantes tras ese telón que se abre
en Cuaresma; trabajamos en equipo, en familia, sintiéndonos enormemente amados
por Él.
Durante
estas cinco semanas de oración se tiene la oportunidad de ver reacciones de la
gente, algunas incluso de dolor, testimonios, corazones tocados por Él,
sonrisas, lágrimas y esperanza. Momentos que te sobrecogen el corazón al ver cuán
de grande es su obra.
Y
así vas aprendiendo: ante la Cruz, desde las lágrimas de las jóvenes y las
palabras del sacerdote, ante la luz que porta Jesús en sus manos en Pentecostés;
y pides: “Padre, enséñame a amar de verdad, a amar sin medida, como solo tú lo hiciste;
a sentir la alegría de la Resurrección y a beber del agua viva, para ser
testimonio de ella por Ti”.
Gracias
por cada día, por cada musical vivido, por cada alma que reza con nosotros, por
cada regalo, por poder ser instrumento, seguir aprendiendo y poder decir: “Hágase
en mí”.