
"El evangelio siempre es nuevo" me dijo una vez un sacerdote, y este musical es un claro ejemplo de ello, ya que por muchas veces que lo vea, siempre consigue tocarme el corazón, consigue entristecerme al ver a María Magdalena cantar "Saliendo del pretorio" y emocionarme al oír "De mañana" y verla comprobar que el sepulcro esta vacío.
Pero mucho más importante, consigue acercarme al señor para mirarlo de frente y recordar que murió por amor, por amor hacia nosotros.
Más que un musical es una bella catequesis.
Un saludo.
Pablo José García Hernández.
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