
En el momento de la primera escena me estremecí, porque hoy en día quién no tiene alguien con ese tipo de problemas cerca de él. Desde ahí, todo iba a peor en mi interior: me dolía el pecho, sonreía, lloraba, me compadecía... ¡Fue un cúmulo de sentimientos que no podría explicar! Pero cuando pasó camino del Pretorio Jesucristo con la cruz y cayó por primera vez, estando en el coro pensé en bajar corriendo a ayudarlo. ¡Ahí era un mar de lágrimas! Empaticé tanto con el musical que parecía que Jesús estaba frente a mí mostrándome aquello que había hecho por todos los hombres para salvarnos. Y comprobé que todos esos problemas que tenemos hoy en día son mucho mas llevaderos sabiendo que Él no nos abandona y que dio su vida por nosotros. Además tuve la suerte de tener a dos niñas de Comunión conmigo viendo el musical. Estuvieron atentas a todo, disfrutando tanto como yo y sufriendo cada vez que Jesús lo hacía. Al acabar me dijeron: "LO ÚNICO QUE QUIERO AHORA ES BAJAR Y ABRAZAR A JESÚS, PORQUE AL POBRE LO TRATARON MUY MAL CUANDO ÉL ERA MUY BUENO". Eso no tiene precio.
Gracias a todos y cada uno de los miembros del musical por trabajar como lo hacen, por hacer que empaticemos con ellos y que parezca que formamos parte de la actuación, y por hacer que recordemos que Jesús sigue muriendo hoy y cada día por nosotros, sin separarse en ningún momento de nuestro lado.
Paqui Blaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario