Recuerdo mejor lo que sentí que lo que vi y escuché aquella tarde de amistad y oración, servicio y confusión, traición, negación y misericordia, entrega y perdón; de AMOR, luz y música en la historia de Quien es la Vida de mi vida. Hace cinco años.

Desde entonces he visto el musical cinco veces y podría verlo cinco mil veces más (no, no exagero). Una de ellas fue en mi pueblo porque después de ver lo que hacían, lo que decían y de qué manera, decidimos que ¡tenían que venir!.
Él, que hace nuevas todas las cosas, transforma la vida y el alma valiéndose de un grupo de corazones generosos que ponen su voz a la Verdad que nos habita y sigue muriendo hoy para que nosotros, tan olvidadizos, recordemos que nunca estamos solos y que hay un corazón con la puerta abierta para que entremos y nos sepamos perdonados y libres.
Es Dios en cada gesto, en cada voz, en cada palabra y sentimiento. Dios en el silencio y el dolor, en la luz y en la certeza de que el amor siempre vence y la muerte, con él, también es vida. Es Dios todo el tiempo en cada uno de los que se hacen canción, poniendo su voz y rostro, su fidelidad y servicio a disponibilidad de la voluntad de Dios y de nuestro deseo de encontrarnos con Él. Es Dios saliendo al encuentro y ellos mostrándonos cuál es el camino, ubicando nuestra vida, viviendo lo que predican.
Sois un tesoro que ojalá muchos puedan encontrar.
Muchísimas Gracias
Paloma
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